Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-
Vida Cisterciense
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22.- La salvación es la doble caridad
"Hijitas mías, todos y todas sabemos cómo salvarnos, pero por nuestra propia negligencia ponemos en peligro nuestra salvación. Desde el primer momento hay que cumplir lo que hemos arprendido por la gracia del Señor, es decir: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y a tu prójimo como a tí mismo" (Mt 22,37-39), por esto, comienza la observancia de la ley; en esto está la plenitud de la gracia.La fórmula es breve en su enunciación, pero de gran trascendencia y sin límites. Todo lo quee s bueno para nuestra alma depende de ella. Pongo por testigo a Pablo que dice que la plenitud de la ley es la caridad. (1 Tim 1,5; Cf. Rom 13,10). Todo lo que los hombres puedan decir de bueno por la gracia del Espíritu proviene de la caridad y en ella termina. Tal es pues la salvación: la doble caridad.
23.- La castidad perfecta y sus exigencias.
Como procedente de la caridad, hay que añadir que cada una de nosotras sabe lo que hay que hacer para tender a lo más perfecto.
Estas palabras dejaban perplejas a sus oyentes. A sus nuevas preguntas contestó: "¿No conocéis la parábola del Evangelio referente a las semillas que dieron fruto, unas ciento, otras sesenta, otras treinta por uno? El número cien significa nuestra profesión, el sesenta el estado de los que guardan la continencia, el treinta la condición de los que viven castamente en el matrimonio. Bueno es pasar de treinta a sesenta; pues bueno es pasar de lo menor a lo mayor; pasar de lo mayor a lo menor no deja de ser peligroso.En efecto, quien ha consentido una vez en el mal no puede resistir ni siquiera en las cosas más pequeñas, sino que se siente arrastrado, por decirlo así, al abismo de la perdición. Algunas hacen voto de virginidad pero su voluntad débil es atraída a las cosas de abajo y "encubren sus pecados con falsos pretextos" (Sal 140,4). Se dicen a sí mismas, (o más bien dicen al demonio):"Si nos casamos y guardamos con prudencia (¡qué locura!) la castidad conyugal, seremos al menos juzgadas dignas del treinta por uno" añadiendo que todo el Antiguo Testamento era partidario de la perpetuación de la especie. esta idea era sugerida, sin duda, por el enemigo, pues el que va de lo mayor a lo menor es víctima del adversario. A quien obra de esta manera se le condena por desertor. No merece perdón porque se ha pasado a un e´jercito en el que la vida es menos dura y su defección merece castigo. Por tanto, y como he dicho, hay que ir de menor a mayor. Tal es la enseñanza del Apóstol referente a la necesidad de dar al olvido lo que ya queda atrás y lanzarse a lo que se tiene delante (Cf. Fil 3,13) . Así que los que producen ciento por uno reflexionen sobre su estado y no se detengan en este número. Está escrito: "Cuando hayais hecho todo lo que os fue mandado, decid: somos siervos inútiles" (Lc. 17,10).
24.-Para nosotras que nos hemos comprometido en esta profesión, la castidad perfecta es obligatoria. Algunas incluso en el mundo parece que la practican, pero no sin cierta dificultad, porque se dejan arrastrar por los demás sentidos: miran a diestro y siniestro, ríen a carcajadas. Nosotras rechazamos radicalmente todo esto, y subimos por el camino de la virtud apartando de nuestra vista vanas imágenes. Dice la Escritura: "Que tus ojos miren lo que es recto" (Pr 4,25) Igualmente prohibimos a nuestra lengua palabras ociosas, pues está hecha para cantar himnos y hay que abstenerse no solo de decirlas sino también de oirlas.
25.-Todo esto no puede observarse si la prudencia no regula nuestras salidas. Incluso en contra de nuestra voluntad los "ladrones" penetran por nuestros sentidos. ¿Cómo una casa cuyas puertas están abiertas podrá evitar que el humo que proviene del exterior la invada y la ennegrezca? Es también de todo punto necesario no aparecer por las plazas públicas. Si nos resulta penoso y duro ver desnudos a nuestros padres y a nuestros hermanos, con mayor razón ¿no nos será perjudicial ver en público personas vestidas de manera inconveniente y diciendo palabras licenciosas? De aquí nacen imaginaciones vanas y aín deshonestas.
26-Lucha contra los pensamientos impuros. Aunque permanezcamos recogidas en casa no nos debemos dormir, sino que debemos estar vigilantes, pues está escrito: "Velad" (Mt 24,42) A medida que nos afianzamos en la castidad, los malos pensamientos nos asltan con mayor intensidad. "Donde abunda sabiduría, abundan penas" dice la Escritura (Q0 1,18) Cuanto más fuerte es un atleta, más fuertes son sus adversarios. Considera los peligros de los que te has librado y no disminuyas de fervor en el momento presente. ¿Has vencido la fornicación material y externa? el enemigo te sugerirá la que se hace por los sentidos. Y cuando hayas vencido ésta, (la fornicación es el primero de los males) se introducirá arteramente en el dominio de los pensamientos y te incitará a una lucha espiritual. Incluso a aquellas que viven en soledad las presenta imágenes agradables, el recuerdo de antiguas visitas. No hay que consentir en tales imaginaciones porque está escrito: "si el enojo del que manda se abate sobre tí, no abandones tu puesto" (Qo 10,4) Aceptar estas sugestiones es emular la fornicación del mundo: "los poderosos serán poderosamente examinados" (Sab 6,6). Duro es pues el combate contra el espíritu de fornicación. Es el pecado capital del que se sirve el enemigo para la ruina del alma. Es lo que decía el bienaventurado Job, hablando del demonio: "Aquél, decía, cuyo vigor está en los músculos del vientre" (Job 40,16)
27.-Son muchas y muy diversas las artimañas del demonio para excitar en los hombres que aman a Dios el aguijón de la fornicación (continuará)
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