Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-
Vida Cisterciense
Una hermana guía la visita
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Icono de nuestros fundadores (Abadía de San Isidro de Dueñas)
El principio del año siempre viene marcado por la profundización en nuestro Carisma, de la mano de Nuestros fundadores (26 Enero)Con sencillez, algunas hermanas han puesto unas líneas acerca de alguna nota que destacarían sobre la impronta dejada por estos santos abades cistercienses.
San Roberto: humilde, perseverante, valiente,
amante de la pobreza espiritual. Obediente,
abierto a los signos de los tiempos,
fiel a la Santa Regla benedictina, etc.
Alberico: fue elegido abad. Algunas de sus cualidades son el ser piadoso, trabajador de cuerpo y alma, en lo que tenía que hacer, viviendo la esperanza. Continuó la obra empezada con energía y perseverancia.
Esteban: inteligente, fiel a las observancias monásticas. Hombre de oración, buscó la paz y la caridad. Y después nos dejó la Carta de Caridad que llega hasta nuestros días. El fruto es la paz que San Benito a todos nos desea y quiere que tengamos presente. M.Anunciación
Para nuestros Padres Cistercienses, la escuela de la Regla es una escuela de Cristo, y en ella se aprende el amor al prójimo, efecto y prueba del amor a Dios (Cf. Bernardo, Div 121). Con otras palabras, podemos decir que el ideal cenobítico consiste en un proceso permanente de divinización y socialización. Por si hay alguna duda, San Bernardo nos lo confirma:
Vives socialmente si te entregas a amar y ser amado, si te muestras siempre dulce y afable, si toleras con suma paciencia las debilidades físicas y morales de tus hermanos (PP 1:4). Y, es sabido que: El amor a Dios no puede madurar si no se alimenta y crece por el amor al prójimo (1 Sent 21)
Sería muy fácil hacer una colección de textos cistercienses que cantan y elogian la vida común en la comunidad. Para no alargarme, os invito a leer y profundizar el tratado XXV. Sobre la Vida Cenobítica de Balduino, Abad de Ford. Os ofrezco un “fichero” de textos para abrir el apetito.
-Esencia de la caridad: Por una especie de instinto secreto, la caridad nos hace percibir en lo íntimo de nuestro corazón lo que es su esencia: amar y querer ser amado.
-Comunicabilidad de la caridad: El amor por un cierto instinto sensible busca comunicarse a sí mismo, transmitir el bien que tiene a otro al que él ama con plena dilección, y compartir y admitir un compañero para comulgar con él en la posesión de un mismo bien.
-La comunicabilidad de la caridad es doble:
*Al que ama no le basta el amor de la comunión (o comunión de bienes) sino que esté presente la comunión del amor (o comunión de sí misma). Pues si quiere que sus bienes sean comunes, mucho más quiere que lo sea el amor.
*El amor no puede dejar de ser generoso, odia permanecer solitario. En el exceso de su prodigalidad, como por el amor de la comunión, se esfuerza por merecer la comunión del amor. ¿Cuál sería la generosidad del amor si quisiera retener sus bienes sólo para sí y no quisiera compartirlos? ¿O cuál sería el consuelo del amante, si permaneciera amando él solo sin ser amado a su vez? Escrito está: '¡Ay del solo!'.
-La caridad pone al servicio del bien común los bienes poseídos individualmente: La caridad sabe reducir a su arbitrio la propiedad a la comunión; no de modo que no haya propiedad, sino de modo que la propiedad conduzca a la comunión, para que no falte la comunión ni impida el bien de la comunión. Pero la diversidad o la propiedad que impide el bien de la comunión, es ajena a la caridad. Pues la caridad ama la comunión y ama también la propiedad que aprovecha al bien de la comunión o no la impide. En efecto, la comunión no puede existir sin propiedad; aunque la propiedad pueda existir sin el bien de la comunión. M.Presentación
Humildad es lo que percibo al meditar en esta memoria que hacemos de Nuestros Padres. Humildad de NPP de reconocerse hombres, provenientes del ‘humus’, que les hace poner la mirada en el conocimiento del ser humano, como aprendemos de otro de nuestros padres: San Benito. Lo percibo en su atención en captar las necesidades materiales y espirituales del hermano, que no perturben su tarea espiritual. Tanto en las fuentes del monacato como en Cister veo un gran aprecio por este estudio. Arrancan siempre del hombre para llegar a Dios. Nadie se escandaliza de convivir con hombres "animales" u hombres carnales- que así es como llamaban a los que se iniciaban en esta vida-. Es esencial el conocimiento propio; el que se destapen todas nuestras pasiones, y pecados en una palabra. Este es, paradójicamente, el primer paso que damos en nuestro camino de búsqueda de Dios. M.Rocío
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