Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-
Vida Cisterciense
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Las dos caras de la medalla de san Benito
Lo que da origen a esta oración es el reconocimiento que recibe Nuestro Padre Benito, como «hombre de Dios», ya entre sus contemporáneos. (hablamos de los años 480-547)
Hay únicamente 2 Fuentes para conocer a san Benito:
La Regla que dejó escrita a sus monjes y a los que desean seguir esta vida de búsqueda de Dios, en comunidad.
La vida que redactó san Gregorio Magno, antiguo monje benedictino (posteriormente nombrado obispo de Roma, es decir, papa) San Gregorio Magno escribió un libro titulado «Diálogos» que dio a conocer a san Benito. Contiene un ‘diálogo’, entre Gregorio y otro personaje llamado Pedro. Pedro, en el Libro II de los Diálogos, cuestiona a Gregorio acerca de la vida del santo varón Benito, fallecido hacía pocos años.
Gregorio propone a este hombre de profunda vida de ORACIÓN, como modelo del cristiano, en una época no carente de dificultades para los creyentes en Cristo.
Recoge varias anécdotas sobre su fama como «taumaturgo»: ‘Obrador de hechos portentosos’, en favor de los que acudían a él, pidiendo ayuda.
Sí bien es cierto que Benito emplea mucho la señal de la Cruz, para librarse de los engaños del demonio, explícitamente no encontramos una «Oración de la Cruz de san Benito»:
Os dejamos referencia de algunas citas del Libro II de «Los Diálogos»:
- La Cruz es signo de vida, señal con la que bendice, y consigue destruir la muerte. El Maligno no puede resistir esta «señal». En cuanto bendice los alimentos y el vino que le llevan envenenado, se rompe la copa y descubre la trampa que le tendían (cf. Cap. 3)- En otra cita (cf. cap.20), Benito ordena a un monje que libre su corazón de los malos pensamientos diciéndole que santigüe su corazón.- En el cap. 32 los que acuden a él pidiéndole una gracia, la reciben, pero como el mismo Benito dice, no por su propio poder. Él mismo, al orar, empezaba reconociendo sus pecados y pedía a Dios que mirara la fe de los hombres que le piden.
- En el cap. 38 aclara que si obra milagros es porque lo merece la fe de los que se lo piden. La protección debida a la intercesión del santo, no es mayor por su presencia física que por su recuerdo. Lo esencial es orar con el espíritu limpio.
El hombre, a fin de cuentas, es quien va construyendo su historia, a partir de unas circunstancias. La piedad popular, con el tiempo, desarrollo esta oración. Acudimos a Dios sirviéndonos de ‘oraciones’ que recogen nuestros sentimientos y necesidades.
Jesús mismo nos dejó la oración a Dios Padre: «Padrenuestro»
La oración compendia lo fundamental:QUE SEA ORACIÓN A DIOS.
RECONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DEL MAL, DEL QUE EL HOMBRE TIENE NECESIDAD DE SER LIBERADO.
ACUDIR AL PODER SALVADOR QUE MANA DE LA FUERZA DE «LA CRUZ DE CRISTO».
Por otra parte:La lengua oficial de la Iglesia dejó paulatinamente de ser el griego, y ya a partir del siglo II pasó a ser el latín. Por ello, a nosotras nos llegó esta oración en latín. Nuestras hermanas mayores, que apenas tuvieron posibilidad de estudiar el latín, no recitaban las palabras latinas contenidas en la «cartilla». Las conservaban guardadas en el estuche, que ellas mismas cosían, cerca de la persona por la que rezaban. Oraban pidiendo la intercesión de san Benito, para que librara al ganado, a alguna hermana o situación.
Nosotras, que poseemos la oración escrita en español y al dorso en latín, recomendamos orar con ella, y dejarla junto a la persona por la que rezamos (su habitación, en el coche, etc)
No es una cuestión de magia.
Insistimos que desde el origen, el discípulo (indirecto) de Benito: san Gregorio Magno, deseaba estimular a los cristianos a orar.
Benito fue el paradigma elegido por san Gregorio de cómo Dios escucha a todos los que viven en oración.
« SAN BERNARDO DE CLARAVAL Y MARCELINO CHAMPAGNAT Enseñanzas de san Bernardo »
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