EN ESTE TIEMPO DE PANDEMIA, nuestra cmunidad, como signo de comunicación a todo el pueblo, estamos tocando las campanas a las doce del mediodía con el rezo del Regina Coeli, (durante el tiempo pascual) oración que, seguro llega al cielo en favor de toda la humanidad sufriente. Seguimos con el rezo del Angelus desde el 1 de junio, hasta la normalidad.

Doblan las campanas jubilosas, cada vez que nos informan que hay menos contagiados, que hay menos fallecidos. Y doblan las campanas cada vez que hay una nueva partida a la Casa del Padre...doblan las campanas de nuestro corazón. Orando, ofreciendo nuestra vida, el confinamiento voluntario, que bien nos sabe a silencio y soledad, a entrega silenciosa y sacrificada, a oración de súplica e intercesión.

Nos hemos unido a tantos sacerdotes que están dando su vida, muchas veces en silencio, sin qie los medios de comunicación lo pregonen,  por los enfermos, para que con su presencia y sacramentos finales, se consuelen  en su amarga soledad; nos hemos unido a las instituciones que han prestado sus edificios para albergar a enfermos del coronavirus, y para hacerlos hospitales provisionales; nos hemos unido a tantos monasterios y conventos con la elaboración de batas y mascarillas; y tantas y tantas otras obras de caridad silenciadas, pero que el Padre Dios conoce y recompensa.

Oh, Cruz gloriosa¡¡¡ Palo vertical: nuestra mirada al cielo con la oración; palo horizontal: salida de nosotras mismas hacia los demás, nuestros hermanos en Cristo. Puro cristianismo. Que permanece y en esta pandemia se ha enriquecido con tanta solidaridad entre nosotros.
Gracias Padre, gracias Hijo, gracias Espíritu Santo. Amén