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Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-

Anatholie, empezó su noviciado

sor Anatholie

Posando en la Sala Capitular

La paz

 « ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Sal 115)
 Os cuento hermanos como fue mi toma de Hábito.
Soy Anatolia, vengo de Madagascar, nací en el camino Neocatecumenal. Allí mis padres me transmitieron la fe, y allí también nació mi vocación hace catorce años.
Pero durante mi experiencia y postulantado tenía mucho miedo, sabiendo que no sería fácil seguir al Señor. Le agradezco mucho a Dios por todas las personas que han sido de gran ayuda, y me han hecho saber que no estoy sola en este camino.

Madre Ana flaqueada por sor Anatholie y sor Mª Teresa

Cuando ya estaba cerca el día de iniciar el noviciado, interiormente me sentía tranquila, ¡era increíble! El día de mi retiro saqué una palabra al azar de la Sagrada Escritura. El Señor se me manifestó a través del evangelio que cogí. Decía así: «No sois vosotros los que me habéis elegido. Soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca». Dije yo a Dios: «Hágase en mi según tu palabra» (Lc ) Me emocioné mucho ante el paso que iba a dar.
La celebración del Rito de la Toma de habito se llevó a cabo el 25 de Marzo,
solemnidad de la Anunciación del Señor, en la sala Capitular, después de nona.

Ese día fue muy importante para mí.El Señor me quiere y me acoge tal soy,
y eso ha sido esencial para esta nueva etapa de mi vida.

 Puedo decir que ha valido la pena renunciar a todo para ganarle a Él.
Ese día tan especial, no pudieron participar sacerdotes ni amigos, a causa del “corona Virus”.
Pero sé que desde lejos me acompañaron con su cariño y su oración. Me alegré mucho de que mis hermanas de comunidad estuvieran muy unidas conmigo en la gracia que me ha regalado el Señor. Me di cuenta de que el Señor ha sido el que ha llevado la obra y la completará.

 Deseo que el Señor siga haciendo su voluntad y que yo sea dócil a su seguimiento.

Muchas gracias por sus oraciones y que sigan rezando por mí, que yo lo haré por ustedes.
Un abrazo fraterno. Sor Anatolia

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