Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-
Vida Cisterciense
Una hermana guía la visita
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EXPERIENCIA DE MI TOMA DE HÁBIT0- 25 MARZO -2020
Quiero compartir con todos vosotros mi inmensa alegría.
El 25 de Marzo fue un día muy importante y especial para mi vida, al comenzar mi camino monástico, al amparo de nuestros PP Cistercienses.
El día de la Anunciación y Encarnación del Señor tomé el hábito con inmenso gozo. Recordando el saludo del Ángel Gabriel a María: «Bendita tu entre las mujeres» Ella le responde: « He aquí la esclava del señor, hágase en mi según tu palabra”. Esas palabras se las pedí prestadas a mi Madre,la Virgen María...
El día que entregué mi carta de petición para iniciar el noviciado, la Madre Abadesa
me informó de la fecha. A mí me surgieron muchas preguntas,
desde el fondo de mi corazón. Estaba muy contenta y emocionada...
Luego me fui al coro, hablé con Jesús y le hice esta pregunta:
“Jesús, si tu estuvieras en mi lugar, ¿Qué harías?”. Jesús callaba;
pero al día siguiente, me envió la respuesta a través de una hermana;
se me acercó, me abrazó y me dijo: “Tú le vas a decir a tu Amado “Sííí””,
y se me escaparon unas lágrimas de agradecimiento al recibir la respuesta
de mi amado Jesús. Contando con mi pobreza y pequeñez, le dije:
”Sí, Jesús, aquí estoy para hacer Tu voluntad, espero con tu ayuda perseverar hasta el final,
y no bajarme de la barca retrocediendo a la orilla, siempre con la mirada puesta en Ti”.
Recuerdo como si fuera ayer, la llegada a mi monasterio. Me sentí muy acogida por la comunidad.
Un regalo que Dios me hizo, no podía creerlo. Todo me parecía un sueño; hasta me pellizcaba
para comprobar si esto era real, o pura ilusión.
El primer año de experiencia me sentía como una niña pequeña jugueteando con Jesús.
Pero estos caramelitos se acaban pronto. Llegaron las dudas, sufrimientos, lágrimas amargas.
También experimenté que Jesús me llevaba de su mano, y nunca me abandonó.
Le pido al Señor, que me regale la gracia de no cambiar. De ser siempre la pequeña Teresa,
la niña de sus ojos. Que por llevar un velo y una capa, no me considere
nunca superior a nadie. Que aleje de mí el orgullo, la autosuficiencia,
y sobre todo que no se me suba la “cresta”. Lo único que deseo es crecer en humildad,
servicio y docilidad.
Doy gracias, primero a Dios por su infinita misericordia; a toda la comunidad que me acoge;
a la M.Abadesa por sus palabras de sabiduría y por su paciencia. A M. Rocío- mi maestra-
por su fidelidad y perseverancia en el cultivo de esta tierra dura e inhóspita.
Ella con su paciencia ha ido preparando el terreno, desbrozando y ahondando los cimientos;
metiendo la azada que muchas veces rebotaba, pero ella sigue en su empeño.
Para poder construir la casa-como nos dicela PALABRA- hay que demoler primero,
derribar, poner las bases bien cimentadas. También las plantitas tiernas necesitan
campo abonado, calor, comprensión y cariño, con su tiempo de adaptación
para que crezcan sanas. Me doy por agradecida con mi amado Jesús,
y mi mamita María!!“Aquí está mi vida, aquí mi honra y mi voluntad.
Todo os lo he dado, dispón de mi Señor.”
Maria Teresa Castillo-de Bogotá (Colombia)
Monasterio Cisterciense
Santa María la Real