Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-
Vida Cisterciense
El domingo, 17 de junio de 2012
Madre Abadesa de Echourgnac (Francia) y Madre Ana
En el mes de junio se celebra la memoria del monje cisterciense de Santa María del Desierto (Francia), Beato Marie Josef Cassant, monje muy querido para mí, a quien esta temporada, invocamos en comunidad, por su intercesión, por las vocaciones. Qué oportuno recordarlo en este mes del Sagrado Corazón, a quien tanto amaba…
En este momento histórico que nos toca vivir, este Beato nos invita fuertemente a la santidad y a recorrer el camino de Cristo: de la cruz a la luz
-Nos enseña el valor de la persona, no por lo que se tiene sino por lo que se es…A los ojos del mundo, Fr. Marie Josef era un enfermo, una persona muy débil, con serias dificultades en los estudios…no prometía nada..Sin embargo en su espíritu iba gradualmente ascendiendo hacia la cima de la santidad; tenía una gran devoción al Corazón de Cristo crucificado, que le transmitía su Maestro, el Padre André; en la escuela de la Cruz aprendió a ser feliz y a enfrentar con gozo el dolor. Mirando el Corazón de Jesús oraba el sufrimiento y se ofrecía al Padre por la salvación del mundo.
Los motivos de sufrimiento fueron muchos y variados:
.-Había contraído la enfermedad de la tuberculosis…con todo lo que suponía…
.-Ya desde adolescente sufría las consecuencias de no ser brillante en los estudios y no poder ir al Seminario, por lo que su párroco lo encamina a ser monje
.-La inquietud de tener que ir al servicio militar, con lo que supone el apartamiento de su querida comunidad. Aunque tuvo la alegría de ir a su pueblo natal, la orden quedó aplazada y luego suspendida por razones de salud, volviendo al Monasterio.
.-La ley que amenaza con la expulsión de las Instituciones religiosas le hace temblar... La separación de su comunidad, la pérdida de su Padre espiritual André que tanto le ayudada a progresar en la vida del espíritu…
.-Aunque tenía conciencia de su debilidad, también experimentaba la bondad de Jesús. Era recogido, alegre, sonriente, amable con todos…pero con muchas torpezas y vacilaciones que le valían no pocos reproches, aceptando las advertencias sin replicar…
.-Los estudios de teología…latín…eran para él un calvario…aunque en algún tiempo es el Padre André quien se lo enseña…él, al menos, le sabe comprender y le hace gustar lo esencial, resumirle las cosas de forma precisa y darle un alimento para su vida espiritual; con todo, se nubla su situación: los exámenes de los candidatos al sacerdocio tendrán que pasar por unos profesores muy exigentes, y a esto se añade el sufrimiento del joven monje, cuando el P. André es sustituido por un joven profesor, diácono, quien le reprocha y le enfrenta con otros compañeros de curso, que hacen que se rían a costa de sus dificultades…y a veces tenía que escuchar:”qué corto eres, es inútil que estudies…no conseguirás nada, ordenarte sacerdote sería deshonrar el sacerdocio” Marie Josef , al ser demasiado sensible se sentía triste y desconsolado, sobre todo porque venía de uno de los miembros de su comunidad.
Es otra vez el Padre André que acoge el sufrimiento, le apacigua su desconcierto y poco a poco se hace la luz: recobra los ánimos, los exámenes se harán en el propio monasterio y de forma satisfactoria y el día 2 de marzo 1901, a petición de su abad, es el Obispo de Montanban quien le confiere el subdiaconado en el Gran Seminario de esta ciudad. Al año siguiente, el 22 de febrero da otro paso más: será ordenado diácono en la capilla del Obispo y le acompañó el Padre André. Y para colmo de felicidad fue acompañado las dos veces por su madre y su hermano.
Las grandes alegrías no suprimen para nada las fatigas que le seguirán dando sus estudios, las tentaciones del desánimo y las inquietudes ante el aplazamiento de la ordenación sacerdotal… Al final, la llegada del abad de Igny le allanaron las últimas dificultades y es el 12 de octubre 1902, en la iglesia abacial de Sainte Marie du Dèsert, es ordenado sacerdote, deseoso más que nunca de “vivir solo de amor y por amor”
-Otra enseñanza que nos da el santo es el valor del acompañamiento espiritual: de tener en nuestra vida un guía:
Ante tanto individualismo, de exaltación del Yo, donde por una parte se quiere ser los protagonistas de la propia vida, pero a menudo tan escasos de grandes horizontes, o con muchas dificultades para hacer opciones definitivas o a largo plazo, Marie Josef nos enseña el valor del acompañamiento espiritual. Ya desde el noviciado, el Padre André fue una ayuda muy valiosa en su camino ascensional a la santidad; el monje practica la apertura de corazón, le confía sus dificultades, sus inquietudes, sus ansiedades…los sufrimientos que le producía la enfermedad de tuberculosis; mientras que el Padre André, con su corazón de Padre misericordioso pone todo su amor y su entrega en el dolor del joven monje; lo asume, lo acepta y hace todo por ayudarle: le duele, se conmueve, y hasta se siente mal ante tanto sufrimiento y trata de entregar parte de su tiempo para aliviar sus penas y a la vez alimentar su espíritu con lecturas que el mismo enfermo solicitaba.
¡Qué grande es la sencillez! Necesitamos muchos santos para seguir viviendo la voluntad de Dios en medio de los signos de los tiempos que nos toca. La vida de oración y la conciencia de su pequeñez, le llevaron con seguridad por los caminos de Dios.
Ayúdanos a caminar seguras con los ojos puestos en Cristo, para que sepamos descubrir el valor de la paciencia que todo lo supera, la fecundidad del silencio y la seguridad de la esperanza…para alcanzar a ver el rostro de Dios como ya lo estás disfrutando tú, Beato Marie Josef Cassant. Gracias por tu testimonio…
Lugar de celebración y horario
Monasterio Cisterciense
Santa María la Real