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Sor Rosalía como preparación a la Navidad

Nos compartió en la Sala Capitular...

FOTOSor Rosalía, posa ante el altar de nuestra Iglesia

Sor Rosalía, posa ante el altar de nuestra Iglesia

Ha sonado la hora del Adviento, nuestro Adviento. Y con la misma fuerza de antaño resuenan en nuestra comunidad, en nuestros corazones y de cada hombre las palabras del profeta: Preparad el camino del Señor. Enderezad sus senderos, porque está cerca nuestra liberación. Pero, cómo explicaría a la gente, lo que significa el Adviento; para mí el Adviento es un tiempo de espera y de esperanza donde todo dolor, injusticia, llanto, insolidaridad, mentira, etc. será desterrado y borrado. El reino de Dios es realidad porque tú y yo, anteponemos el amor sobre el odio, la reconciliación sobre la violencia, la paz sobre la guerra, la vida sobre la muerte, la fraternidad sobre el racismo etc. 

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Nuestro adviento es repetir una y mil veces en todas partes, sea en nuestros monasterios, en nuestras casas, sitios de trabajos que Cristo ha nacido de una mujer para traer la paz al mundo y librarle de todo pecado. También para derribar el muro de separación entre los judíos y paganos, y hacer de todos un solo pueblo querido por Dios. Hay una voz que grita en el desierto diciendo: “detrás de mí viene el que es más fuerte que yo, y yo no merezco desatar la correa de sus sandalias”.

Jesús_MesíasJesucristo viene como un gran profeta para iluminar nuestra noche oscura del hombre indeciso y pesimista. Él es la luz, la esperanza de los hombres y el salvador nuestro. Con Él vino el amor y en el mundo hubo una fiesta, porque había renacido el perdón. Sería una pena que lleguemos tarde, por no sabemos qué motivos o disculpas para recibir al Niño. Nos conviene estarnos todas atentas, en este tiempo de espera, al Mesías que va a nacer en una cueva de Belén.
Jesús ha de venir. Vendrá. ¿Cuándo? No sé, pero muy pronto porque he oído su voz remota y sus pisadas las oigo. Ha de venir calladamente. Cuando venga, le tomaré en mis brazos, así como la madre al niño que ha vuelto cansado de correr bosques y saltar arroyos. Yo le diré en voz baja, bienvenido amigo mío y sin miedo ni asombro, porque llenará mi vacío con su amor. Aunque puede tardar, no tengo que perder esta esperanza que vive en mi, tan fuerte que, con Él no hay más que alegría.  
Cuando los pastores y los reyes recibieron esta buena noticia de que había nacido un rey en Belén de Judá, echaron a correr para adorarle y ofrecerle unos regalos. Quizás no tengo los mismos regalos que ellos para ofrecer al Niño, como dinero, el piso donde nacer, el coche, sino compartir el amor y alegría de tener un rey. Que el mejor regalo de esta navidad de 2015 no sea mazapán, polvorón, turrón del bueno, sino una alegría inmensa porque una doncella ha concebido, ha dado la luz un Niño y se llamará Emmanuel es decir: Dios con nosotros.

¿Cuál es mi deseo en esta navidad? En esta navidad, queremos cobijarnos y congregarnos con la Virgen María en la espera gozosa del nacimiento de Jesucristo. Este mundo necesita ilusión, equipaje de alegría y como dice el poeta: “Ser cada día romero siempre por caminos nuevos”. El apóstol San Pablo nos dice en la carta a los Filipenses: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito estad alegres que vuestra alegría conozca el mundo”. No tenemos derecho a la tristeza, la amargura, la inquietud de estar con quien nos conforta. La alegría es el ingrediente principal e imprescindible en el compuesto de la salud.

¿De qué sirve a conocer a Jesús que viene? ¿Para qué su venida si para algunos de nosotros la vida prosigue? Date cuenta de que no es lo mismo estar con Jesús que estar sin Él. Cuando aceptamos a Jesús en nuestra vida, vivimos y sentimos el espíritu de Dios dentro de nosotros.

Me alegro mucho, pero muchísimo, porque ese Niño trae la paz a mi corazón, porque mi corazón siempre vive insatisfecho. Deseo abrir la puerta de mi corazón de par en par, para acogerle sinceramente. María y José, van a las casas de los suyos para que el Mesías nazca allí pero, no les reciben. En esta navidad que aparezca entre nosotras la sonrisa, vuelva la alegría, la fiesta sea realidad en fraternidad. También que nazca la civilización del amor, que Dios nos ha traído al mundo entero. Que tú y yo no dejemos pasar la oportunidad de ser fermento y conciencia que despierte en la sociedad, en la Iglesia, en todos los hombres, los valores de Dios hecho hombre.
María como una figura más representativa en el nacimiento de Jesús, nos enseña lahumildad.El Ángel le anuncia que va a concebirsgda.familia un Hijo y ser Madre del Salvador, y no duda sino lo acepta con todo el corazón. Ella proclama que Dios es vindicador de los humildes. Y espera que se cumpla la promesa que le ha comunicado el ángel. ¡Cuántas cosas tengo que aprender de María, sobre todo aceptar la voluntad de Dios! María nos abre el camino para descubrir todo lo que nos conviene, para mayor gloria de Dios. Una mujer que actúa como una gallina para unir sus polluelos.

San José, un hombre fiel y servidor prudente no teme tomar a Virgen María como su esposa. Le atiende, le sirve hasta el momento de concebir, le acompaña. Esta familia de Jesús no es una familia bien colocada, de alta posición, de alta cuna, pero hay una unidad y amor que todos nosotros podemos ver. Todos viven con la gracia del Señor y todo ha sido una obra del que vive en lo ‘alto’.
María y San José saben que su hijo ha de suscitar la oposición de los poderosos de este mundo y por eso mantienen su familia como algo Sagrado.
Que la intercesión de esta familia de Nazaret de Jesús, María y san José nos ayude en este tiempo para profundizar este misterio del Verbo eterno. Pedimos al Señor que nos enseñe amarnos los unos a los otros. Sabemos que amar es una de las asignaturas más difíciles, que ni se aprende con texto, ni la transmite el maestro a los alumnos, sino que se paga a precio de experiencia y cuyo aprendizaje es la vida entera. Agarremos nuestro amor en Jesucristo que es la muleta que nos dejará caminar lejos.
Esperémosle con certeza. Un buen tiempo de esperanza para todas nosotras.

SOR ROSALÍA MUTHINA NZUKI 



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