Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-

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¡Acércate a nuestra raíces!- San Elredo

Santidad de los que conforman el carisma cisterciense

FOTOEn el Calendario de nuestros modelos y referentes.

En el Calendario de nuestros modelos y referentes.

Os ofrecemos unas 'notas' para una puesta al día y conocimiento de la obra de Dios con hombres y mujeres que contribuyeron a la consolidación de lo que hoy conocemos por carisma cisterciense.

¡VED QUÉ DULZURA QUÉ DELICIA, CONVIVIR LOS HERMANOS UNIDOS!

Es la explosión de alegría al saborear la vida y escritos de todos los que nos han precedido en este camino monástico.

La primera memoria- de clara resonancia cisterciense- que celebramos cada año, recae en san Elredo. Lo celebramos el 12 de Enero, fecha de su dies natalis, en la madrugada de 1167.

Por situarlo de alguna manera, os diremos que es conocido como Elredo de Rieval, nombre que toma del monasterio del que fue abad. El monasterio de Rieval fue la tercera de las fundaciones cistercienses en Inglaterra.anglos_normandos

Lo que sabemos de Elredo se lo debemos a W.Daniel en al Vita Aelredi, también por alusiones propias, ya que Elredo como padre escritor de la primera generación (s.XII), nos ha legado bastante lectura…

Entre sus escritos tenemos tratados, sermones litúrgicos, obras históricas, cartas, incluso un Himno. Antes de proseguir os recomendamos vivamente uno de sus tratados espirituales: “«El espejo de la caridad». (indicamos reseña a pie de página)

De sus orígenes os contamos que era inglés, su cultura nativa era la sajona. Vivió en un periodo de inestabilidad política, debido a que Inglaterra había sido recientemente conquistada por los normados. Había problemas de asimilación de las dos culturas: anglosajona y normanda.

Pertenecía a una familia sacerdotal, es decir que, por ser su padre sacerdote, en un orden normal de cosas, él le hubiera sucedido en su función, pues hasta entonces se consideraba el sacerdocio como hereditario. Pero la introducción de la reforma gregoriana- con su consiguiente ruptura en la historia social, cultural y religiosa de la Edad Media- prohibía el concubinato de clérigos. Su padre se vio privado del sacerdocio hereditario. Elredo se quedó sin futuro, debiendo su padre buscarle otro camino. Se formó en un monasterio benedictino (algo común por aquel entonces), entrando a los catorce años en la corte de David I, donde trabó amistad con los hijos de Matilde de Escocia.

En ese ‘vaivén’ entre el mundo de la nobleza medieval y el ideal de caballería, se fue gestando- en lo oculto- su búsqueda personal.

Es enviado a York para resolver un asunto del arzobispo Thurstan. Pasa la noche con un amigo, quien le habla de la reciente fundación de Rieval y la nueva observancia cisterciense. La conquista normanda había propiciado la expansión cisterciense en las islas, pues los cistercienses eran una importación normanda, proveniente del continente. Elredo se entusiasma y es conducido a Rieval, donde pasa un día. Al día siguiente vuelve e ingresa como monje.

¿Una vocación ‘tumbativa’? No podemos decirlo a ciencia cierta, pero no seremos tan ilusas como para no pensar que Dios ya bullía en el corazón de este joven, desde hacía tiempo.

Sabemos que en su comunidad ejerció de cillerero, como él mismo atestigua. Tuvo oportunidad de visitar Claraval aprovechando un viaje a Roma. Allí conoció a Bernardo. Entonces es nombrado maestro de novicios e inicia su « Espejo de la caridad» (libro que os recomendábamos unas líneas arriba)Salvando la proporción se le ha denominado el ‘Bernardo inglés’.

Su personalidad psicológica se caracteriza por el tacto y la dulzura. Es el más maternal de los autores cistercienses, que completa el carácter «patriarcal» de Bernardo y el psicológico de Guillermo.

En su vida cortesana vivió la experiencia de buenas relaciones de amistad. Él mismo reconoce su tendencia afectiva dominante. Elredo no fue un ángel y se dejó llevar de exageraciones ascéticas, testimonio del duro combate de la integración sexual que mantuvo. Un aspecto de la vocación de Elredo fue buscar en la vida monástica el arte de dominar sus pasiones mediante la ascesis corporal.

En su obra se percibe el deseo de Dios en conflicto con los afectos de este mundo y el recuerdo de «una dulce amistad». Elredo, en su libro, pretende mostrar la tensión entre la elección del amor humano y la del amor de Dios. Con el tiempo ha hecho la experiencia de superar esta dicotomía, no hay contradicción entre las tres formas de amar: a Dios, al prójimo y a sí mismo.
No se puede tener una sin la otra. El amor a Dios es el alma de los otros dos, amando a Dios no hay que temer los otros amores. El fin moral o espiritual que persigue es el de conseguir amar espiritualmente, dándose unas reglas para un casto y santo amor, canalizando los vaivenes del corazón.
De ahí se entiende el lugar clave que ocupa la «comunidad» en su doctrina. Su ideal se resume en estas dos palabras: contemplación y comunidad. Elredo se preocupó de formar una comunidad contemplativa. Todo lo ve desde un prisma comunitario: «La contemplación lleva a la caridad, y ésta a la comunidad».

Estamos seguras de que os encantará entrar en contacto directo con Elredo a través de sus escritos. Es un autor cercano, que tiene una experiencia que comunicar al hombre excesivamente solitario y aislado de nuestros días.biblio_elredo

 

Biblioteca cisterciense nº 2,
Editorial Monte Carmelo- Burgos 2001

 


Más información en la web:

- SAN ELREDO

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